Me molesta cumplir años, no por el hecho biológico de envejecer, es una cosa que no voy a poder controlar, no por el momento, hasta que Dorian, me diga como hizo.
Fuera de joda, me molesta cumplir años, por lo que implica socialmente, el "tener" que hacer algo para los que vengan a saludarte, si quiero hacer una reunión la voy a hacer cuando tenga ganas, no cuando sea un aniversario de mi nacimiento.
Después el hecho de tener que juntar a amigos de toda la vida, amigos de hace algún tiempo, a compañeros de laburo, de estudio, y de alguna otra actividad que realice, o en su defecto, o no, tener que hacer una celebración independiente de cada grupo. Conjunto a esto esta el hecho que tu familia, lejana, cercana y que no conoces viene a saludarte.
El teléfono que suena todo el día, bueno eso no me molesta tanto, para todos los egocentristas, no hay nada mejor que martirizar al que se olvidó de tu cumpleaños.
Pasa la fiesta, con anécdotas, alguna que otra persona en estado etílico importante, y otras menudencias.
Llega un momento tortuoso, la torta, no por la torta en sí misma, sino por el "¡Qué los cumplas feliz…!", el hombre en esos veinte segundos que dura la canción no sabe donde meterse, ¿Qué hacer? Esconder la cara de los flashes de las cámaras.
Termina la canción casi demoníaca, y se escucha el instaurado: ¡Sopla la vela!
Agradezco no ser mujer, sino tendría que sacarme fotos con cada invitado, o grupo de, en la natural pose de "a punto de cortar la torta"… Nunca entendí bien el porque de esa fotos.
La fiesta termina sin penas ni gloria, a la mañana del día siguiente, y queda ordenar el desastre de una noche agitada.
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