Primera impresión, un mísero pretexto. Pero real.
Es cierto que cuando nos encontramos con una persona por primera vez, hacemos una radiografía general y directamente, en nuestra psiquis se activa un proceso de almacenamiento en alguna de las categorías que tenemos segmentadas a nuestro alrededor.
El orden de los factores no altera el producto, no me importa si. quien mira, ve primero las manos, o la cara, o lo que tenga ganas; porque se queda sólo con el envase.
No sólo con las personas hacemos esto, sino también con relaciones.
En otro ámbito donde sucede esto es en la escuela, llamese como se llame, con el nivel de escolaridad que se tenga.
Profesores y alumnos, tienden a etiquetar al del otro bando como mal alumno, profesor hinchapelota, o como quiera.
Pero, sigo diciendo que es un error.
Porque después, a pesar de conocer a la persona, nos sigue quedando la etiqueta, a sabiendas de lo que es que hay del otro lado de nuestros ojos.
En muchos sectores, en realidad, en la todos los lugares donde se interrelacionen seres humanos, va a haber etiquetas.
Pues, amigos mios, esto solo lo podemos cambiar nosotros, dejemos de etiquetar.
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